La
filosofía desata los nudos de nuestro pensamiento, los nudos que
nosotros estúpidamente hemos hecho en él; pero para desatarlos debe
hacer movimientos tan complicados como esos nudos. Aunque el resultado
de la filosofía es simple, su método, si quiere llegar a ese resultado,
no puede serlo. La complejidad de la filosofía no reside en su tema, si
no en lo enredado de nuestra comprensión.“La filosofía desata nudos en nuestro pensar; de ahí que su resultado
deba ser simple, pero el filosofar es tan complicado como los nudos que
desata.” Así pues,
“…no sólo se produce confusión y disgusto mental cuando no se satisface
nuestra curiosidad sobre determinados hechos…sino también cuando nos
desagrada una notación –quizá a causa de que evoca diversas
asociaciones…De este modo, nosotros a veces deseamos una notación que
acentúe con más fuerza una diferencia, la haga más evidente de lo que
la hace el lenguaje ordinario…” Las confusiones y los disgustos
mentales sólo pueden ser eliminados (los nudos de nuestro pensamiento
sólo pueden ser desatados) a través de una notación que acentúe la
diferencia entre estructuras similares de nuestro lenguaje.
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