El acto poético es una llamada a
realidad: hay que enfrentar a la propia muerte, a lo imprevisto, a nuestra
sombre, a los gusanos que hormiguean dentro de nosotros. Esta vida que nosotros
quisiéramos lógica es, en realidad, loca, chocante, maravillosa y cruel. Nuestro comportamiento, que pretendemos lógico
y consiente, es, irracional, loco, contradictorio. Si observamos lúcidamente
nuestra realidad, constataríamos que es poética ilógica, exuberante.
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