domingo, 26 de junio de 2016
domingo, 5 de junio de 2016
Mohamed Ali
Lo llamaron Cassius Clay: se llama Muhammad Alí, por nombre elegido.
Lo hicieron cristiano: se hace musulmán, por elegida fe.
Lo obligaron a defenderse: pega como nadie, feroz y veloz, tanque liviano, demoledora pluma, indestructible dueño de la corona mundial.
Le dijeron que un buen boxeador deja la bronca en el ring: él dice que el verdadero ring es el otro, donde un negro triunfante pelea por los negros vencidos, por los que comen sobras en la cocina.
Le aconsejaron discreción: desde entonces grita.
Le intervinieron el teléfono: desde entonces grita también por teléfono.
Le pusieron uniforme para enviarlo a la guerra de Vietnam: se saca el uniforme y grita que no va, porque no tiene nada contra los vietnamitas, que nada malo le han hecho a él ni a ningún otro negro norteamericano.
Le quitaron el título mundial, le prohibieron boxear, lo condenaron a cárcel y multa: gritando agradece estos elogios a su dignidad humana.
Lo hicieron cristiano: se hace musulmán, por elegida fe.
Lo obligaron a defenderse: pega como nadie, feroz y veloz, tanque liviano, demoledora pluma, indestructible dueño de la corona mundial.
Le dijeron que un buen boxeador deja la bronca en el ring: él dice que el verdadero ring es el otro, donde un negro triunfante pelea por los negros vencidos, por los que comen sobras en la cocina.
Le aconsejaron discreción: desde entonces grita.
Le intervinieron el teléfono: desde entonces grita también por teléfono.
Le pusieron uniforme para enviarlo a la guerra de Vietnam: se saca el uniforme y grita que no va, porque no tiene nada contra los vietnamitas, que nada malo le han hecho a él ni a ningún otro negro norteamericano.
Le quitaron el título mundial, le prohibieron boxear, lo condenaron a cárcel y multa: gritando agradece estos elogios a su dignidad humana.
Eduardo Galeano, Memoria del Fuego III: El Siglo del Viento
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